El paciente que tuvo que dejar el colegio a raíz del deterioro cognitivo avanzado comenzó a tener síntomas a los 17 años y fue perdiendo primero la “memoria reciente”. No recordaba qué había comido, ni dónde había dejado sus cosas. Con el tiempo el cuadro empeoró y disminuyó su capacidad lectora olvidando cómo se hace.
Frente a este cuadro tuvo que dejar sus estudios secundarios y los médicos al estudiarlo descartaron otras dolencias o adicciones que pudieran implicar cambios de memoria.
Si bien tenía todos los síntomas de Alzheimer, no tenía antecedentes familiares ni la edad a la que se presenta esta enfermedad.
Tras someterse a varias pruebas, entre ellas el Test AVL (Test potencial del aprendizaje) que es la prueba estandarizada por la OMS (Organización Mundial de la Salud), se constató que sufría un grave deterioro verbal, neurocognitivo y memorístico.
También se le realizó una tomografía y una resonancia magnética que revelaron biomarcadores de la enfermedad como atrofia bilateral del hipocampo e hipo metabolismo en el lóbulo temporal.
Además su líquido del bulbo cefalorraquídeo tenía un aumento de la concentración de biomarcadores del Alzheimer, como la proteína p-tau181.
Lo más sorpresivo del caso es la edad del paciente, ya que el Alzheimer se diagnosticó por primera vez en 1906 y se calificó como una enfermedad neurodegenerativa crónica, de inicio lento y pérdida gradual de la cognición, la memoria y el habla y un aumento de los trastornos mentales con el tiempo, lo que eventualmente deriva en la incapacidad de cuidarse a sí mismo.
Generalmente se presenta en las personas cuando comienzan a rondar los 50 años y es más común en mayores de 65. Afecta a alrededor de uno de cada cinco ancianos de 80 años.
Alzheimer
El mal de Alzheimer (AD, por sus siglas en inglés) es la forma más común de demencia. Este afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento. La demencia también es conocida como síndrome orgánico cerebral.
Las conexiones de las células cerebrales y las propias células se degeneran y mueren, lo que finalmente termina con la memoria y otras funciones mentales importantes.
Los síntomas generalmente se desarrollan lentamente y empeoran con el tiempo, hasta que son tan graves que interfieren con las tareas cotidianas.
Los síntomas principales son la pérdida de la memoria y la confusión.
Una de las señales más comunes en las etapas tempranas del Alzheimer es el olvido de información recién aprendida. Estos cambios en la memoria van dificultando la vida cotidiana. Las personas suelen olvidar fechas o eventos importantes o pedir repetidamente una misma información.
No hay cura, pero los medicamentos y las estrategias de control pueden mejorar los síntomas temporalmente.