Los dueños de los locales clausurados en la esquina de Las Pidras y Chacabuco se quejaron de las clausuras realizadas el miércoles por la tarde, y culparon al último bar que se abrió en la zona, que se transforma en “bailanta” y que recibió numerosas quejas de los vecinos.
Ese local fue el primero en clausurarse. Según contaba el director de Tránsito del municipio capitalino Luis Medina no reunía ninguna de las condiciones de seguridad ni de higiene, además se había encontrado a menores ingiriendo bebidas alcohólicas. Silvio Barrionuevo, Javier Herrera y Raúl Reinoso son los dueños de los locales que se encuentran justo en la esquina de Chacabuco y Piedras, contaron que en la zona hay problemas desde que abrió las puertas el último negocio, además coincidieron en la necesidad e realizar los controles necesarios pero calificaron de excesivos los procedimientos de la tarde del miércoles.
El operativo que llevó adelante la Municipalidad capitalino junto a personal policial se da después de una pelea que se produjo la semana pasada en la zona. Según contó Silvio Barrionuevo, dueño de uno de los locales, todo comenzó en el bar de Chacabuco al 200, donde dos chicos alcoholizados iniciaron la gresca. “Patovicas” los sacaron de ahí pero los llevaron hacia su negocio arrojándolos contra las mesas y sillas, rompiendo también vidrios.
Raúl Reinoso tiene hace 18 años un bar también en esa esquina y contó que todos los problemas iniciaron desde que abrió ese bar, que después se convierte en una verdadera “bailanta”, entendiendo en este sentido el reclamo de los vecinos, pero sí acusó como excesivo el procedimiento de la tarde del miércoles. “Cerca de 40 personas ingresaron a mi local, la amenazaron a mi hija, la hicieron llorar, le presentamos toda la documentación y me clausuraron porque la puerta se abría para adentro, hace 18 años estoy habilitado, si tengo que cambiar el sentido de la puerta lo cambio, me podrían haber dado un plazo” cuestionó.
Otro de los motivos de clausura de otro negocio, habilitado sólo como bar, es que no tenía campana. Javier Herrera es el dueño y contó que no están habilitados para cocina, por lo que el requisito de Defensa Civil del municipio no correspondía.
“Todos los meses tenemos controles y estamos de acuerdo, pero que sea a todos con la misma vara, queremos que se cumplan las ordenanzas” puntualizó Reinoso.
