A quienes festejarán su primer Día de la Madre, les contamos qué tipo de cambios fisiológicos ocurren a lo largo de los nueve meses de gestación que incrementan los requerimientos de agua. El Diario de Tucuman te cuenta un poco mas sobre este importante articulo.
Sentir una vida latiendo en su interior y luego lanzarse a la aventura de acompañar a un hijo durante su crecimiento son, sin dudas, los desafíos más hermosos y gratificantes para cualquier mujer. Por ello, el Día de la Madre es una celebración especial y, para conmemorarlo, les contamos cómo hidratarse para alimentar correctamente al bebé durante el embarazo y la lactancia.
En primer lugar, es importante explicar que el cuerpo de una mujer embarazada experimenta cambios fisiológicos específicos, con el fin de atender la formación del líquido amniótico y el crecimiento del feto, razones por las cuales durante este período se produce un mayor consumo energético. Estas adaptaciones acarrean cambios importantes en la fisiología del agua y obligan a las mamás a mantener una hidratación saludable a lo largo de los nueve meses de gestación, y más aún durante la lactancia.
Aumenta el volumen de agua corporal
Durante el embarazo, aumenta el contenido de agua en el cuerpo. De hecho, el peso corporal se incrementa en alrededor de 12 kilos durante estos meses y la mayor parte de este aumento se debe a los seis a nueve litros de agua corporal. ¿Por qué?
- Aumenta el volumen plasmático (siendo principalmente agua).
- El 85% de la placenta es agua.
- El mismo feto es 70-90% agua.
Disminuye el umbral de sed
Con el embarazo disminuye el umbral de sed, es decir, se tiene sed cuando ya ha comenzado el proceso de deshidratación. Por esta razón, durante la gestación, el Instituto de Investigación Agua y Salud, de acuerdo con la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, recomienda a la mujer embarazada el aumento de al menos 300 mililitros de agua diarios respecto a la ingesta habitual, y beber agua antes de tener sensación de sed.
De esta manera se asegurará un óptimo estado de su salud y la del bebé, que con el paso de los meses requiere más energía, y más agua. Esto significa que la futura mamá debe tomar, al menos, dos litros y medio de agua por día.
Los requerimientos de agua se redoblan durante la lactancia
Durante el período de lactancia, el adecuado consumo de agua obedece a la necesidad de compensar las pérdidas que ocasiona la producción de la leche. En este sentido, el 88% de la leche materna es agua, por lo que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa) recomienda a las mujeres que estén amamantando incrementar su consumo de agua alrededor de 700 mililitros diarios, o sea que deben tomar casi tres litros diarios.
Como una respuesta natural a este proceso fisiológico, muchas mamás lactantes dicen sentir una gran sensación de sed al momento de amamantar. De esta manera, el mismo organismo las ayuda a reponer la importante cantidad de líquido que se pierde al alimentar a sus bebés.