Este jueves desembarca en la televisión abierta Caso Cerrado, el programa donde la abogada cubana Ana María Polo dirime en vivo una batalla legal. ¡Cuánto de verdad y cuánto de fraude tienen los conflictos que se ventilan?
Las latas siguen firmes en la programación de la televisión abierta y, por gestión de Telefe, este jueves desembarca en Argentina Caso Cerrado, el éxito de la cadena norteamericana Telemundo en el que la abogada cubana Ana María Polo se encarga de dirimir en vivo un conflicto legal.
Con 15 años en pantalla, la abogada conoce muy bien las leyes del espectáculo y las aplica desde la presentación del show, cuando aparece bailando y cantando con actitud rapera: «Si tú estás triste y acongojado, ven derechito a Caso Cerrado… EnCaso Cerrado, ¡problema arreglado!».
A un ritmo de dos o tres por capítulo, los litigios -todos personales y muy escandalosos- se ventilan en audiencia pública para que la abogada, con ampuloso golpe de martillo y todo, oficie de jueza y concluya el asunto luego de escuchar a las partes, interrogar a los testigos y valorar las evidencias.
Madre tiene orgía con gemelos enanos. No quiero tener un hijo de mi hermanastro. El espíritu de su novio muerto baja y le hace el amor. La electrocutó porque es un tacaño. Siente asco hacia su mujer embarazada. Mujer toma venganza y lanza a su abusador por un balcón. Le hizo la circuncisión al hijo sin consentimiento de la madre y ahora el niño tiene herpes.
Eso dicen los expedientes que le llegan a la doctora Polo. En Córdoba el programa se verá por Teleocho, de lunes a viernes a las 17.30.
Gato encerrado
Cuánto de verdad y cuánto de ficción tienen los casos es la pregunta del millón que sobrevuela el programa, y la respuesta puede estar en la experiencia de dos cordobeses que viajaron a Miami para grabar sus participaciones en el estrado de Telemundo a cambio de 250 dólares.
Según contaron, en el verano de 2015, la producción les pagó los pasajes de avión desde Playa del Carmen, México, donde vacacionaban, y corrió con todos los gastos de hotel y de viáticos durante tres días. Además, les abonó en efectivo lo pactado, y un plus de 50 dólares porque accedieron a grabar «evidencia», como fotos o videos que sirvieron de prueba.
También relataron que, como ellos, había bastante gente más en el hotel donde se alojaron. Al llegar, fueron entrevistados por la producción y, si no tenían una hisotoria personal fuerte que contar, les asignaban una. Luego los «couchearon» durante un día entero para internalizar bien los roles. A ninguno le pidieron antecedentes actorales.
No son los únicos, probablemente tampoco sean los últimos, y ni siquiera es seguro que los episodios en los que participaron estén incluidos en la lata que compró Telefe. Pero sus relatos resultan más que gráficos para iustrar cómo es la trastienda de un show televisivo como Caso Cerrado.
«Nos trataron muy bien. Cumplieron en todo», aseguran.
Hoy lo cuentan como una travesura adolescente y, entre sus contactos de Facebook, hasta se ríen de la farsa que contribuyeron a construir.
Valor educativo
«Venganza, maltrato, acoso laboral, abuso de poder… A todos nos puede pasar», dice la promo de Telefe que anuncia el desembarco de Caso Cerrado a la pantalla argentina. Y se explaya en la web: «Las batallas personales y familiares más candentes de la televisión son resueltas por la doctora Polo, que investiga más a fondo la veracidad de los reclamos. En cada programa, hace un análisis profundo de la verdad detrás de cada argumento antes de hacer justicia y tomar una decisión final sobre las disputas».
Los testimonios cordobeses se suman a otros que en distintos puntos del mapa latinoamericano admitieron haber cobrado por actuar.
El caso más sonado fue el de la cantante y actriz mejicana Denisha Audifred, quien en 2011 apareció en el talk show judicial con el nombre de Angie, llorando a mares, interpretando a una madre que le imploraba en cámara a su hijita que aceptara ser donante de médula de su hermanita enferma. Cuando se descubrió que era un montaje, Audifred se defendió diciendo que eso había sido un trabajo.
«Soy actriz y me pagaron por eso. A mí y a otros amigos. A mí me pagaron por hacer eso, y no es ningún delito, es una actuación. Me pagaron 300 dólares por ir a Miami, como le pagan a mucha gente que nos dedicamos a esto. De esto comemos», señaló.
En distintas entrevistas, la doctora Ana María Polo sostuvo la veracidad de los conflictos que se ventilan en su programa y apuntó que todos son casos de la vida real, escogidos por la producción.
«Acá vienen las personas libres y voluntariamente a buscar una solución a un conflicto», alegó, y dijo que lo más importante del Caso Cerrado no es resolver un conflicto puntual, sino su valor educativo, judicial, de orientación y de entretenimiento.
Fuente: http://vos.lavoz.com.ar/cordobeses-revelan-la-trastienda-de-caso-cerrado-el-show-de-la-demanda?cx_level=flujo_1
