El virus del sida (VIH) tiene un nuevo punto débil que quizá en un futuro se transforme en una vacuna para tratar esta enfermedad que en la actualidad está presente en 35 millones de personas en el mundo. Cerca de 1,5 millones de personas mueren por año por esta causa.
El responsable de este nuevo blanco terapéutico es Andrés Finzi y es cordobés. Aunque esto último puede ser sólo una anécdota.
Andrés nació en nuestra provincia pero a los 3 años se fue a vivir a Francia. Luego volvió a Argentina pero se radicó en Neuquén. En la actualidad es investigador de la Universidad de Montreal en Canadá. “De Córdoba recuerdo mis viajes a Vaquerías para visitar a mi abuela”, cuenta Finzi.
Su equipo logró aplicar una molécula que pone al descubierto al VIH para que el sistema inmune humano pueda matar las células infectadas del organismo.
“Detectamos que las personas infectadas desarrollan anticuerpos naturales que tienen el potencial de matar a las células con VIH. Sólo teníamos que darles un pequeño empujón. Ese empujón es una molécula que actúa como un abrelatas para abrir la envoltura del virus y exponer regiones que puede reconocer el sistema inmune para atacar”, dice Finzi.
Este abrelatas, en realidad, es una réplica más pequeña de una molécula natural, CD4, que desarrolla el organismo. “Estas nuevas moléculas son alrededor de 180 veces más pequeñas que la naturales y pueden pasar por las barreras que pone la envoltura viral”, detalla.
El problema con el abrelatas natural es que el VIH tiene dos moléculas que funcionan por patovicas. Ni bien detectan a CD4, la atacan y degradan. Pero la réplica más pequeña pasa inadvertida.
La terapia actual y el futuro
Actualmente, los pacientes con sida utilizan antirretrovirales para tratar la enfermedad. “Actúan en los mecanismos de replicación del virus, pero no matan a la célula infectada por lo que se crean reservorios de VIH que vuelven a actuar. Nuestra estrategia consiste en que el sistema inmunitario del paciente se deshaga de esas células”, explica Finzi.
Su equipo demostró que el método funciona en experimento in vitro y ex vivo, es decir, con muestras de pacientes, pero sólo en tubos de ensayo.
“Ahora tenemos que demostrar el potencial de nuestra estrategia en simios. Si obtenemos buenos resultados, se podrán empezar con ensayos clínicos de primera fase en humanos. Pero llevará mucho tiempo, si es que alguna vez llegamos a esa etapa”, advierte.
El avance tiene el potencial de transformarse en una vacuna para prevenir la infección con VIH, pero también puede ser una estrategia para eliminar los reservorios del virus en pacientes ya infectados.
El trabajo fue financiado por el Instituto Canadiense de Investigación en Salud, la Fundación Canadá para la Innovación y el Fondo de Investigación de Québec-Santé. Y fue publicado el martes en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) de Estados Unidos.
Finzi terminó su posdoctorado en la Universidad de Harvard y se radicó en Canadá. “Me han tratado de forma maravillosa. Me dieron fondos para abrir el laboratorio, me ayudaron a aplicar a pedidos de subsidios, pusieron apoyo secretarial, me dieron acceso a material biológico único y un equipo de abogados que me asesora”, cuenta.
El científico asegura que los investigadores argentinos son reconocidos en todo el mundo. “En un congreso de jóvenes ‘canadienses’ que abrían su laboratorio de Infectología en 2012, el 10 por ciento de esos ‘jóvenes canadienses’ éramos argentinos”, detalla.
Las claves
Hermético. El VIH es inaccesible ante el ataque del sistema inmune. De hecho, actúa sobre él para defenderse.
Llave. Finzi logró abrir la envoltura que protege al virus del sistema inmune a través de una molécula que funciona como un abrelatas.
“In vitro”. El trabajo fue realizado en laboratorio. El siguiente paso es probar su efectividad en simios para luego pasar a los primeros ensayos en humanos. “Llevará mucho tiempo, si es que alguna vez llegamos a esa etapa”, advierte Finzi.
Fuente: La Voz del Inerior
